La muerte de un Tamagotchi
El significado de la muerte trasciende su naturaleza real y social y se trasvasa al mundo de la realidad virtual. El mundo virtual contado o relatado por los Tamagotchi, es también un mundo de valores y representativo de humanidad virtual. La muerte es un estadio y un pasaje de toda forma de vida en el planeta, La vida y la muerte virtual es más que una simple y anecdótica recreación del mundo de lo real. La Muerte en la sociedad virtual también se define por la naturaleza necesaria de sus rituales funerarios como el duelo, el luto, el dolor, la resignación y el recuerdo, todo ello manifiesta la influencia del contexto social donde ocurren. Lo mismo es válido para el mundo real que para entornos digitales. La idea o concepto de humano y/o humanidad, van acompañados del sentimiento de la muerte, sensación que creíamos exclusiva de la conciencia del homo sapiens, ahora reeditada como conciencia de la nueva humanidad de los seres digitales, los seres conectados, el homo digital.
La sociedad conectada rescata al Tamagotchi, como rito de iniciación o pasaje para que nos prepare en esta vida, en la vida digital para la muerte. El concepto de funeral y campo santo, ‘el cementerio’, surgen como posible modelo de negocio digital. Se alquilaran y venderán nichos y tumbas con servicios de mantenimiento personalizados. Así como el registro digital de los nacimientos y causas de fallecimientos. Posiblemente en las redes sociales, existirán esquelas y convocatorias a los sepelios con su respectiva pompa o boato. No hablo de un mundo irreal, desquiciado, hablo de los mundos posibles virtuales y los modelos de negocio no verticales.
“Hace varias semanas Facebook lanzó la iniciativa de las páginas “Memorial“. La idea es mantener el perfil de los fallecidos para que sus amigos y familiares sigan escribiendo una vez después de muerto. Una especie de cementerio virtual donde en lugar de lápidas hay sólo fotos y comentarios…” Un ser conectado, ‘vivo o muerto’ vale dinero, es una fuente de explotación de riqueza infinita en la sociedad conectada y un modelo de negocio inédito.
Para el antropólogo cultural (Víctor Turner) en su obra «la Selva de los símbolos» Turner, analiza la relación entre los rituales y las prácticas sociales de una tribu africana: los Ndembu (en Zambia). “El autor señala y entiende por ritual: una conducta formal prescrita en ocasiones no dominadas por ‘la rutina tecnológica’, y relacionada con la creencia en seres o fuerzas místicas. (Turner, 1999:22)”. ‘Cabe aclarar que aun cuando sus trabajos no pertenezcan específicamente a la antropología urbana, pueden ser validados y aplicados en tales contextos’. Salvo para la humanidad conectada, dónde la tecnología si juega un papel reproductivo del modelo de sociedad necesario y de ensayo para sus objetivos y fines.
“En el México precolombino se realizaban significativos rituales alrededor de la muerte, los cuales impresionaron tanto a los primeros conquistadores que, a través de la evangelización, introdujeron nuevas ideas, dando lugar a un sincretismo religioso muy marcado que perdura hasta nuestros días” Toda nueva sociedad parte de un sincretismo cultural, dado por la necesidad de adaptación al medio o por el impacto con otra sociedad. El homo sapiens necesita de los juegos de rol para su iniciación o entrenamiento y adaptación a los modelos ya existentes y futuros (…)
Si la vida de un ser digital es inmortal, ‘entonces que es lo que muere’, qué función tiene el culto a la muerte en los entornos digitales. Son necesarias las recreaciones rituales del culto a lo desconocido. ¿Hay vida más allá de la vida digital?. Cómo será el Panteón digital de Osiris, Babalú y Changó. (…) Cabe toda especulación, por fantástica que parezca, y más, cuando la tecnología es proteica, trasformadora, misteriosa y creadora de humanidad virtual y de orden virtuoso y de iglesia espiritual.
Cuando es parte del misterio de la vida. Cuando es proveedora de bienestar y de valores e ideología (dogma). El ocaso de los dioses del mundo vertical se acelera en la sociedad conectada; son sustituidos por los carismáticos gurús con sus tablas de decálogos del deber ser de las cosas, los nuevos sindromedados a lo Casandra. Son tiempos paradigmáticos, también para la especulación y la imaginación sin límites.
Ya que hemos abierto la veda y la barra libre de las especulaciones y de las hipótesis arriesgadas e imposibles; toca reflexionar sobre los nuevos y agobiantes paradigmas de la sociedad conectada. “Si alguien gritara entre los pasajeros de un avión, ¿Hay algún médico en entre vosotros? Sembraría la alarma de que algo grave está pasando, aconteciendo, que no controlamos dentro de un espacio común e irrenunciable de incertidumbres. En nuestra humanidad alguien o algo esta gritando, rompiendo el silencio de siglos. Sabemos que ya nada será igual.
El sincretismo religioso de la sociedad conectada, no es la cohabitación de dos o más religiones fusionadas por la simple simbiosis de intereses funcionales. No existe el culto a una deidad o poder. Responde a dictados de una supeconciencia virtual, de una geometría perfecta de reedición de otros estadios protosociales de la evolución de la inteligencia humana. El humano asilvestrado, ‘el human_0_1’ el homo binario es el nuevo prototipo resultante de la evolución de la humanidad conectada.
Podemos llamarlo sincretismo cultural a secas, y también seria valido, pero recordemos que sus ‘prácticas’ son comunes al culto a la muerte de muchas otras religiones existentes en la humanidad vertical y al prehistórico animismo que le atribuyen alma a las cosas. El Tamagotchi poseedor de vida binaria y alma, necesita cuando fallece de un boato y un lugar de reposo de su alma binaria y un campo santo para su recuerdo.
Toda humanidad necesita de su propio ‘cabo cañaveral’, de su propia plataforma de lanzamientos de humanidad funcional, reproductiva, viral y organica, (elástica). Despertarnos con la noticia del hallazgo científico de la presencia de la molécula del azúcar en el planeta más alejado de los confines de nuestra galaxia es intranscendente para los seres conectados. Cualquier noticia sobre un hipotético cambio sobre el funcionamiento de una plataforma social, tiene repercusiones traumáticas, inquietantes sobre la humanidad conectada; que la aparición en el espacio de una molécula de azúcar.
La muerte de un TAMAGOTCHI, revela una parte importante del lanzamiento de un modelo inédito de humanidad horizontal, de sociedad probable y quizás deseable. La vuelta del Tamagotchi es in intento embrionario de propuesta de sociedad virtual, aun por descifrar sus consecuencias para la sociedad conectadad y su continuidad. Lo que no se discute es la utilidad como modelo de negocio horizontal. La estrategia de negocio de Facebook es lanzar como primicia la iniciativa de las páginas campo santo o “Memorial“. Por macabro que nos parezca a algunas personas de distinta orientación religiosa. ¡El negocio debe continuar!.
La idea es mantener el perfil de los fallecidos para que sus amigos y familiares sigan escribiendo una vez después de muerto. Una especie de cementerio virtual donde en lugar de lápidas hay sólo fotos y comentarios. En el mundo vertical hemos sabido explotar la constante lucha entre la vida y la muerte, Los homínidos a lo largo de la evolución humana hemos construido y recreado nuestra cosmología en un bucle perfecto e infinito. La presencia del motor de la historia, la lucha de Eros y Tánatos, ahora recreada como mandato evolutivo y reclamo de la vida virtual de los seres conectados.
“El planteo desde el psicoanálisis es que esa lucha se libra entre la pulsión de vida (Eros) y la de muerte (Tánatos)”. Seguiremos expectantes y vigilantes del renacimiento del viejo modelo de negocio vertical, encarnado en la sociedad conectada. (…)