Del pendrive de Ötzi, a la edad Petabyte


La web esta muerta¡No estás equivocado el sistema te equivoca! Solo es posible hacer ciencia bajo este axioma reflexivo encriptado para muchos, y desiderativo para la élite del conocimiento. Todos tenemos un sistema operativo funcional suprabiológico necesario y binario, que debe y tiene que fusionarse con la sociedad. Nuestro avatar es código fuente para la naturaleza; y para la antropología clásica y vintage, cultura animal compleja.

Toda analogía suele comportar un razonamiento caprichoso e insoportable. Dúctil para quien lo usa, y falso para quien lo sufre. Las analogías son útiles para hacer visible, lo invisible y lo que subyace a toda realidad; a veces como denuncia, otras como dogma. La cyberorganización de la humanidad es un hecho contrastado, como gusta decir a los políticos,

Un Algoritmo es el responsable de hacer útil, en términos científicos, todo el storage del conocimiento humano, y responsable de hacer inútiles todas las teorías científicas y especulativas. Ya no esperamos el nacimiento centenario de alguna personalidad científica, filosófica o politica que revolucione el conocimiento humano y el progreso, y reconfiguren la humanidad en nuevas edades. Ninguna teoría volverá a tener nombre y apellido. Los “ismos” han muerto, el código fuente remplaza a la personalidad en beneficio de la masa virtual. Es el principio binario regente del avatar de una nueva humanidad virtual.

Para Chris Anderson el editor jefe de Wired e influyente creador de la teoría economía Long Tail, y gurú tecnológico, con mayor influencia del mundo. “El diluvio de datos hace obsoleto el método científico. Todos los modelos están mal, pero algunos son útiles.» Hace diez años tal aseveración tendría consecuencias inmediatas. Simplemente la obviaríamos y no perderíamos el tiempo en refutarla, tan siquiera reflexionaríamos un segundo ante tal desatino.

Hoy día prestamos cuidada atención a sus arriesgadas teorías y reflexiones. Todo lo que se diga de la sociedad conectada y su tiempo, es revelación sin oposición, ni antagonismo, es religión. La edad del Petabyte, es la edad del cloud computing. La información fluye y se almacena más alla de la web. Hace escasos meses anunció que: “La web está muerta”. Lo corroboran los importantes cambios en su algoritmo de búsqueda de Google, llamado Colibrí (Hummingbird). ¡La información ya no reposa en la web!

“Es importante entender, en este caso, que Internet y la web no son lo mismo: mientras que internet es la estructura que permite que las computadoras se conecten entre sí, la web es apenas uno de los servicios que permiten la navegación de los usuarios por páginas y blogs. La nueva generación de teléfonos celulares inteligentes permitió que no hiciera falta la web para usar Twitter, Facebook, iTunes o radios a través de Podcasts. Esto es lo que hace, según el artículo de Anderson, que cada vez se navegue menos por la web (Chris Anderson)” ¡La web está muerta! (The Web is dead).

El primer pendrive fue un hueso

Los pueblos ágrafos perfeccionaron técnicas de almacenamiento de información, antes que la escritura, no conocían los números, pero sí “formas sofisticadas” de contar y almacenar (storage de datos) Toda organización se basa en el conocimiento y distribución social de los datos. El hombre ágrafo aprendió antes a contar que a escribir. Un hueso de animal tenía una capacidad conocida de almacenamiento de información contable. Que hoy podemos traducir en bits.

Hagamos algunas analogías caprichosas sobre el progreso del storage del conocimiento humano, donde quizás estén las raíces de esta defunción anunciada. Empecemos con mi amigo “Ötzi” un hombre que vivio hace aproximadamente 5.300 años en los Alpes austriacos, conocido como el hombre de hielo. Imagino a mi amigo del muro Ötzi, haciendo pequeñas marcas o muescas con algún instrumento de Sílex filoso sobre la superficie de algún hueso de animal. Marcas que le servirían para recordar sucesos o hechos presentes o pasados. Lo más probable seria recordar sucesos, representar o numerar cosas. La capacidad de likear experiencias. Una cualidad o factor muy relevante para la sociedad de hoy, la sociedad conectada (the likeability factor). Likear, siempre se nos ha dado bien a la especie.

Mi amigo el viejo Ötzi haría 8 muescas o más en la superficie de un hueso. Su almacenamiento equivaldría exactamente a 64 bits o rayas hechas gravadas en el hueso. Sería un primer e insipiente prototipo de analogía organizacional de almacenamiento de datos. La piedra Rosetta de basalto negro grabada en tres idiomas con el decreto de Ptolomeo V. del año 196 a. C. Almacena unos 60 KB de información aproximada en datos binarios.

En nuestro repaso cronológico no pude faltar el libro de los libros, la Biblia como modelo organizacional de información. Sabemos que sus folios actuales contienen unas 800.000 palabras, de media que ocuparían 1,2 MegaBytes, es decir 10.066.329 bits. Toda analogía suele comportar un razonamiento caprichoso e insoportable, pero no por ello menos útil.

La cyberorganización de la humanidad comenzó con las tarjetas perforadas (Hollerith) de IBM unos 100 bytes de capacidad. Luego vinieron las unidades de almacenamiento electrónico… “Los Kilobytes fueron almacenados en disquetes. Megabytes eran almacenados en los discos duros. Terabytes fueron almacenados en arreglos de discos. Y los actuales Petabytes son almacenados en la nube.

Esa progresión ha sido cada vez más acelerada. Pasamos de la analogía de la carpeta a la analogía del archivo, a la analogía de la biblioteca” ¿Pero cuál es la analogía organizacional existente para los Petabytes? Acaso nos hemos quedado sin analogías. ¿Cuál es la analogía de almacenamiento para los Gúgol? ¡No estás equivocado el sistema te equivoca!.

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