El ‘Alma Sensible’ de las masas


bachaqueros del siglo XXI*En respuesta a: Jesús Morales (UCV)

Cuando hablamos del alma, todos nos ponemos nerviosos, sorprendidos, no sabemos con certeza si estamos hablando de religión, moral, filosofía o literatura (sucedáneos) destrezas humanas, virguerías; muy bonito todo pero en la práctica parecieran inservibles en sí mismos. Sabemos que a lo largo de la historia el hombre ha ido cambiando profundamente su «estructura anímica» y en ese lento avance evolutivo del «Alma humana» el aspecto sensitivo, el denominado «Alma Sensible» ha mutado.

“Y cuando hablamos de temperamento y de emociones, hablamos de estados anímicos (Alma) A partir de la etimología del vocablo su definición es la cualidad relativa al alma. También puede definirse como: espiritual, psíquico. Lo psíquico como lo que pertenece o se relaciona con contenidos y funciones de la psique o también en lo que se refiere a la actividad mental.

No puedo separar el concepto de ser humano del concepto de hombre anímico, de ahí parten los juicios de valor y la personalidad, tan característicos de nuestra especie. Un ejemplo es: cuando hablamos de derechos humanos, no siempre encontramos consenso en las ideas. Para muchos el concepto derechos humanos es un concepto elaborado y anímico, escalable, relativo y circunstancial, no es un valor en sí mismo universal. Es una elaboración anímica, por lo tanto es una opción de libre aceptación «objeción de conciencia»

El totalitarismo niega la existencia de un derecho universal del hombre como individuo, y lo condiciona y antepone a lo colectivo, del que derivan todos los poderes. Lo público decide, el qué, el quién, el cómo, el cuándo, y el por qué… es decir organiza el relato histórico como necesidad planificada (revolución) De ahí que digamos que la revoluciones son estados anímico, yo agregaría, planificados.

Los regímenes totalitarios desarrollan un derecho paralelo al judicial, se llama poder popular, el custodio de la revolución. Su manifestación más elocuente son los señalamientos de los enemigos del pueblo, un criterio extrajudicial que llega a tener un gran peso «anímico» que mantiene los equilibrios del poder. Los sociólogos hablamos de las víctimas propiciatorias, (Oblación) necesarias para mantener el relato revolucionario.

Hoy son los Bachaqueros, los enemigos del pueblo, y apenas ayer eran señalados otros, como enemigos: Daniel Ceballos, Leopoldo López, Antonio Ledezma, Corina Machado y Teodoro Petkoff, entre muchos otros, por ahora sin rostro. Los síntomas a veces suelen ser engaños, esconden una enfermedad en apariencia invisible, pero letal. El régimen populista totalitario (chavismo) reconduce los síntomas y los convierte en auténticos problemas (enemigos del pueblo) sujeto histórico provisto de «Alma Sensible» nueva moral…

Los ‘Bachaqueros’ buhoneros (top manta) con independencia de sus delitos inmorales o criminales, son señalados como los culpables del malestar social, y enemigos del pueblo, la víctima propiciatoria, necesaria para esconder la enfermedad del régimen: la ineficiencia, la decadencia, la corrupción, y el fracaso del modelo castro chavista; reforzar el odio.

El desabastecimiento y el fracaso del modelo productivo del régimen, no se debe a los Bachaqueros, ni la relajación moral. Señalar a los enemigos del pueblo como responsables de las deficiencias y necesidades sociales, reconforta a las masas. Distorsionar los verdaderos problemas en un enemigo común reaccionario, reconocible y con mono naranja, traslada el mensaje de justicia revolucionaria, reorienta la animosidad.

Dónde ponemos la frontera, de quien sí, y quien no, es un ser sujeto de derechos humanos. Cuál es la escalabilidad de medición: los estados animismos o la racionalidad popular del derecho consuetudinario de una justicia divina de los pueblos (las masas)

La justicia popular no es justicia, es otra vaina, perteneciente al relato revolucionario protosocial de la ideología del unicornio azul. La declaración de los derechos humanos, no es un código penal, tampoco limita la condición humana a un espectro histórico, ni material, solo habla de la dignidad intrínseca a la humanidad del hombre. La tortura psicológica, no puede ser parte de la pena, en un estado de derecho sujeto a ‘valores humanos’ tampoco la humillación, puede ser parte de la pena, ni el  escarnio público vejatorio, con independencia de la gravedad de los crímenes cometidos. También los trabajos forzados o condicionales son parte de las penas.

Los Bachaqueros no son enemigos del pueblo, porque tal delito no existe; son delincuentes despreciables, o criminales, pero nadie, ni nada pude despojarlos de su humanidad. Los tratos vejatorios desdicen de nuestra propia equidad y naturaleza humana. Nos vacían de valores, que mañana echaremos en falta. Hoy aplaudimos con ‘sensible animosidad’ la desnaturalización del estado de derecho, porque creemos tener el control de las emociones. Los enemigos del pueblo es un péndulo, hoy señala a nuestros intereses ‘anímicos’ quizás mañana, nos señale como a Leopoldo López y demás presos enemigos del pueblo.  Estoy seguro que para muchos está legitimada la represión contra Corina Machado o Ledezma. Cuando el péndulo se aleja de nosotros aplaudimos con las orejas…

La pregunta es: En qué parte de la declaración de los derechos humanos del hombre, se señalan las condiciones por las cuales se pierden dichos derechos universales. El infractor se convierte en reo del pueblo «Alma Sensible»  ¿Cuándo se pierde la condición humana? ¿Quién lo decide? ¿El pueblo constituido en religión horizontal sin Dios, el populismo? ¿Quién? ¿El alma sensible del pueblo elevado a los altares…?

(*) Jesús Morales, un Cyberamigo de FaceBook, egresado de la Universidad Central de Venezuela. UCV, que tubo la amabilidad y el interés de leerme y discernir… Gracias!

El votante zombie «ente político»


VOTE ZOMBIE

El zombie, los no zombie y tú

¿El votante zombie gana terreno? El surgimiento de un nuevo ente político «el zombie» está condicionando al resto de actores conocidos hasta ahora. El zombie, los no zombie y tú son nuevas realidades objetivas (avatares). Tres configuraciones de la personalidad política de los votantes necesarias en la neosecularización política. La desaparición de una de ellas invalida a todas las demás configuraciones y al proceso.

Su dicotomía así planteada, votante zombie, y no zombie nos plantean una secularización de alma/cuerpo: un dualismo metafísico. Si sustituimos la categoría alma por conciencia, explicaríamos mejor esta fenomenología desconocida en la era pre-digital. La extrañación de la conciencia social hacia un ente virtual superior a nosotros, con existencia propia, la ‘superconciencia’ horizontal formada por todas las supra-conciencias horizontales de la sociedad hiperconectada.

El concepto ‘zombie’ elevado a categoría política, aporta síntesis cualitativa a fenómenos y hechos de nueva factura y difíciles de observar si no se les conceptualiza en contexto. Es un vocablo que ayuda a entender conductas políticas difíciles de explicar sin la fuerza conceptual que este aporta.  La necesidad de llevar a cabo ciertas concreciones sobre fenómenos políticos inéditos, determinan el uso de conceptos descriptivos concretos y muy definidos. El votante «zombie» no explica la necrosis en sí, la muerte del ciudadano, solo la conducta última, no habla del cadáver, tampoco de una sociedad enferma, por que estas no existen para las ciencias sociales.

Una sociedad ‘estable’ es aquella que está sujeta a valores y participa de ellos, los reconoce y se reconoce en ellos, es la ciudadanía. Siempre tenemos la tentación de creer que si no se dan estas condiciones la sociedad está enferma; y no es así. Es contradictorio hablar de sociedades y de grupos humanos y personas como si fuesen lo mismo.

Comparar la sociedad con la biología y la humanidad es erróneo, lleva a equívocos. Podemos aceptar el símil de la sociedad como cuerpo, pero no humano. Las sociedades se degradan y evolucionan hacia otros estados de valores, no necesariamente ideales y sujetos a nuestra cosmovisión moral del mundo. Pero ello no las convierte en sociedades enfermas. Sí, puede que sean otra cosa, otra vaina, pero no están enfermas; las sociedades no se enferman. Lo correcto o incorrecto en sociedad es parte de la norma dominarte, la ideología. La sociedad enferma es una valoración doctrinal.

La decadencia de una norma no es enfermedad, es síntoma de disfunción de su representación como idea de la materialidad del momento. Las cosmovisiones son reafirmaciones de la realidad aparente del momento histórico. El porvenir de una nueva norma depende de su consenso y de su capacidad de evangelizar. La concentración de individuos sujetos a una norma se representa en una nube de puntos sobre una recta, lo contrario es la ausencia de norma.

Lo que trato de explicar aquí, y no sé si lo he logrado, es la aparición de nuevos actores históricos evangelizadores, configurando una nueva nube de valores inéditos, rupturistas, pero no decadentes, lo decadente no es lo que viene, es lo que se va. El Votante «zombie» el no «zombie» y tú, son realidades de un mismo proceso de cambio. Lo mismo sucede a nivel del lenguaje político hegemónico y sus conceptos orientativos, correctivos de la vieja realidad.

Una cosmovisión del mundo debe tener por necesidad sus propios ismos y su propio lenguaje amortizador de lo viejo,  su propia escombrera de la vieja realidad. El ejemplo más relevante y esquemático es el concepto de «regeneración democrática» una manifestación de la existencia de un lenguaje correctivo propio y hegemónico. Las sociedades no se regeneran tampoco la democracia.

La regeneración es una imposibilidad histórica en sí misma, es una contradicción a la evolución de las sociedades y al cambio. Si los procesos sociales y la historia se pudiera regenerar como los tejidos biológicos sería terrible para la humanidad; entraríamos en bucle, la historia no tendría sentido. Los valores y las normas serian verdades en sí mismas, toda realidad sería absoluta.

Las teorías historicistas que recrean estos episodios, que explican una naturaleza necesaria originaria de las sociedades y el hombre son totalitarias, responde a un orden superior de las cosas al individuo.  Regenerar la democracia suena bien, da a entender que existe un orden natural que ha sido pervertido, violado. (…)

El voto «zombie» describe el perfil de un votante cuya voluntad esta fuera de él, pertenece a una supra-conciencia virtual social media orientativa del voto, a un ser ajeno o extrañado del mercado vertical; lo que configura una supra-personalidad o avatar más allá del individuo conocido. De ahí mis tesis sobre la muerte del individuo, objeto y sujeto del historicismo marxista. Quien lo explica mejor es Karl Popper en su ensayo  «La miseria del historicismo»

Lo que yo llamo ‘supra-conciencia horizontal’, difiere del concepto ortodoxo marxista del ‘individuo’ alineado, ya que el individuo, del que yo hablo, no existe como sujeto, solo como objeto, lo que hace que la ‘supra-conciencia’ adquiera el rango o categoría de constructo.

El individuo enajenado así, es consciente de pertenecer a una conciencia virtual superior a él, a diferencia del alienado inconsciente marxista, ajeno  a su condición de alienado. La plusvalía del conocimiento aquí se hace colaborativa, distributiva, emocional;  son factores nativos del político Friki. “The enchantment factor and the likeability factor” los actuales motores de la historia, qué explicarían el perfil del voto «zombie»

“El empoderamiento de una nueva generación de magos de las máquinas inteligentes «machine Wizard» ha entrado a controlar el mercado. La «social media» es la herramienta por excelencia del mercado. La otrora política la basada en el ciudadano de «Rousseau», sólo representa la mitad del electorado (del mercado). La otra mitad no pertenece al «imperativo categórico de ciudadano» Las fuerzas que tradicionalmente cohesionaban a la sociedad como un «todo» indivisible, ya no sujetan las conciencias, ni las emociones. El concepto de ciudadano, ya no es una unidad política representativa, ni valorada como sustantivo. El friki remonta su dimensión virtual, a la política en un acenso de calidad y poder real”

El votante vertical histórico a diferencia del «zombie» no goza de una conciencia de autor, productor y consumidor, tampoco es un nativo digital. La personalidad del zombie, es la del cyberactivistas o voluntarista emocional, muy uniformada y radical, participativa y distributiva; forma parte de una supra-inteligencia consciente, fuera de él actor (avatar virtual).

El votante histórico es más bien de carácter ambivalente, dúctil y muy volátil, sensible al mercado y la estabilidad institucional, a los valores fijos del status quo del sistema. Son seres del marketing político de un mundo reducido a las audiencias y los espectadores fijos, seres integrados; son los consumidores del mundo sensible de las cosas reales adaptados al mercado político. Y los partidos tradicionales los justos productores de viejas y nuevas necesidades sociales; oferta, promesa, beneficio y oportunidad, las leyes reguladoras del mercado. Los votantes como receptores de mensajes.

El votante social media es parte de otro modelo de conducta y de mercado, aunque las leyes del mercado sigan siendo las mismas en su tiranía hegemónica. El prosumidor es un ser horizontal altamente disruptivo, depende de sí mismo, pero su ser social, no!. Es decir, su conciencia material es virtual nativa, es parte de la supra-conciencia horizontal, está fuera de su ser, pero consciente de su nueva naturaleza activista.

Hablamos de otro mercado más horizontal con las mismas leyes, el mercado no fallece, nunca lo ha hecho desde que el hombre es el creador de su propia  humanidad. Lo que llamamos humanidad hoy, debería llamarse simplemente mercado. Cambian los avatares no el mercado, quizás más inteligente, pero no por ello menos mercado. Lo que cambia es el regulador del mercado.

El votante «no zombie» se explica a través de la existencia del otro, el votante «zombie» ambos pertenecen a la sociedad hiperconectada, incluido tú, como factor de oposición necesario, cada uno de ellos explica la existencia dialéctica del otro y el proceso de secularización regulador de nuevos entes.

La ética de lo público vs. Lo público como ética


I love the public, new ethics

“Las ideologías surgen en periodos de crisis, cuando la cosmovisión dominante no logra satisfacer nuevas y poderosas necesidades sociales y los hombres se ven impelidos a producir una transformación social profunda” [Edward Shils]

¿La ética de lo público, es la nueva teología de la liberación? Hasta ahora nadie se ha hecho la pregunta cómo se mantiene el estado de bienestar, percibido por las multitudes asilvestradas como lo público, dónde nace el caudal de dinero que hace posible la ilusión de armonía, especie de paraíso del edén. La pregunta mítica, dónde nace el Nilo no siempre fue una preocupación popular, mientras éste lo inundaba todo de riqueza, y maná bíblico, y menos en los regímenes totalitarios del bien común. Esta aventura siempre ha terminado en tragedia social, en miseria. Nos basta con echar un vistazo a la historia reciente del comunismo y los recursos inagotables de lo público como ética, especie de teología libertaria.

Los pueblos vuelven a sus estados primarios de configuración protosocial cuando alcanzan su nivel más alto de bienestar material y de dependencia de lo público. El estado, la soberanía, y sus formas aceptadas de convivencia institucional, no logran mantener la cohesión política histórica. Superado el umbral de resistencia, el consenso desaparece y todo se percibe como obstáculo a la felicidad, del bien común, a lo público como ética del comportamiento y cosmovisión del mundo.

Lo público se percibe como renta y riqueza a repartir, como justicia. Los valores trabajo, sacrificio, cooperación, contribución, iniciativa y progreso, propiedad, ahorro, trasformación. Son valores del capitalismo explotador. Este proceso de reversión ideologica de la sociedad de masas, y de la inmersión cultural de lo público como necesidad única; son los nuevos valores de las masas hiperconectados, llamadas multitudes inteligentes.

“Edward Shils, sostiene que las ideologías no son necesariamente políticas. Su componente político se hizo crucial desde el siglo XVIII y predominante a partir del siglo XIX. Las ideologías surgen en periodos de crisis, cuando la cosmovisión dominante no logra satisfacer nuevas y poderosas necesidades sociales y los hombres se ven impelidos a producir una transformación social profunda”

El ciudadano sin obligaciones es una desviación perversa de la concepción de ciudadano «Yo no pertenezco a la ciudad, la ciudad me pertenece» Lo público como totalidad en oposición a la naturaleza y principio y fin último de la política. Así, la propiedad es percibida como un robo. La filosofía política se entiende  como ética de lo público, de ella emanan todos los valores.

¿Qué es lo público…? Los romanos fueron, quizás los primeros en crear una abstracción funcional del concepto, que era comprensible en sí mismo sin necesidad de ser explicado, ni dejando un vestigio, o espacio para ambigüedad sobre ‘lo público, y de la cosa pública’ un valor que hemos heredado de su inconmensurable civilización. Hemos construido la democracia actual sobre tres pilares heredados de la antigüedad, la propiedad privada, lo público y la cosa pública, tres conceptos diferenciados de libertad.

Las ideologías totalitarias necesitan destruir en principio este triple enlace, para construir su proyecto totalitario basado en lo único, lo público como propiedad natural de las cosas. Toda propiedad es un robo perpetrado contra la naturaleza de lo público. La cadena trófica (cadena alimentaria) es el modelo político de lo público, altamente burocratizado y piramidal, todos comen de todos, según su escala y posición «dictadura del proletariado» no existen obligaciones solo el disfrute de lo público, un mundo feliz, sin conflictividad, onanismo de lo público.

La sociedad conectada recrea y maximiza las condiciones objetivas de lo público, sin contra prestaciones, ni obligaciones contractuales. Lo público es un espacio virtual no ideológico de libertad sin compromisos. El axioma existencialista de Jean-Paul Sartre “Mi libertad comienza donde comienza la del otro” La importancia del ‘otro’ es un obstáculo opuesto a la ética de lo público, como motor de la nueva historia, la sociedad horizontal más ‘autorregulable’ que en la vieja sociedad coercitiva del imperio de la ley, la verticalidad y la sanción.

Esta nueva concepción de la propiedad virtual y de lo público se ha trasvasado al mundo real de la política y la social media. Las tesis marxistas que denunciaban la expropiación capitalista del mundo convertido en una mercancía histórica, vuelven como fundamento filosófico y dogma de la ética de lo público, lo público como ética de la naturaleza. La sociedad horizontal, la sociedad conectada recrea el espacio de lo público como lo ética. Y la necesidad de reivindicar lo público como propiedad colectiva, y/o vuelta a la naturaleza de las cosas, lo público se percibe como racionalidad de humanismo generacional de las multitudes inteligentes.

¿La ética de lo público, es la nueva teología de la liberación? Hasta ahora nadie se hace la pregunta cómo se mantiene el estado de bienestar, percibido por las multitudes asilvestradas como lo público, dónde nace el caudal de dinero que hace posible la ilusión de armonía, especie de paraíso del edén. La pregunta mítica, dónde nace el Nilo no siempre fue una preocupación popular, mientras éste lo inundaba todo de riqueza, y maná bíblico, y menos en los regímenes totalitarios del bien común. Esta aventura siempre ha terminado en tragedia social, en miseria, basta con echar un vistazo a la historia reciente del comunismo y los recursos inagotables de la ética de lo público, especie de teología libertaria.

La relación entre principios éticos particulares y la conducta social, son hechos políticos a investigar como factores del cambio ético. Conocer la sociedad conectada es clave, para entender la nueva ‘materialidad virtual’ determinante de la nueva racionalidad de lo público.

Hasta ahora, la fuerza de los comportamientos normativos  eran los generadores de una ética de lo público, esto en la actualidad ha cambiado, lo público ha pasado a ser lo ético, la fuerza generadora de los comportamientos. Lo público elevado a la categoría de culto y dogma, tiene sus raíces en las ideologías historicistas del siglo XIX. La configuración inversa de esos principios de lo público como lo ético. Si bien la sociedad se explica cómo y en movimiento, a mi entender, principio hegeliano, nada hace proveer que ello termine aquí.

Comparto la idea de ‘Edward Shils’  qué las ideologías no necesariamente son políticas a pesar de su intento de explicar el orden social de las cosas, su naturaleza y su praxis. La dicotomía de dos visiones diferenciada y antagónica del mundo, son visiones ideológicas no en el orden político, sino en lo dogmático, en la teología que subyace a las ideas, el deber ser de las cosas y su irreductibilidad. ‘Lo público como lo ética’ es la nueva cosmovisión de la sociedad hiperconectada, nuevo avatar.

En política estamos obligados a conocer las nuevas leyes coercitivas de la sociedad disruptiva, para no predicar en el desierto a las ‘masas inteligentes’ prosumidores desmovilizados de las audiencias pasivas per se. Sin un diagnostico del cambio social será imposible mantener una conversación con alguien que ya no se le encuentra en el habitual estuario donde solíamos pescar.

¿Karl Marx era un hipster?


el hipster marx

Los Zaratustra horizontales del siglo XXI

Escuchando el discurso de Juan Goytisolo en el premio Cervantes, me quede  sin escucharle a él, al hombre, al literato, al intelectual. Las cosas ya no están ahí, todo se ha movido o desaparecido en su carrera hacia el suicidio intelectual. Todo queda abierto, ya todo es posible incluida la roca inmutable de Karl Marx, ya no es perceptible a la izquierda, en términos de consumo. Se ha abierto una nueva dimensión para la humanidad, es la «dimensión líquida» por la cual se mide la sociedad. El mundo intelectual contestatario ha permeado hacia las formas de pensamiento más primarias y simples del ciudadano promedio. Es tal cual lo he escrito, ‘ciudadano promedio’ quizás no sea una categoría exhaustiva, pero interpreta bien el sentido de masa ideológica líquida.

La ideología de la indignación y/o miseria de la indignación, es parte de la religión horizontal sin Dios y sin verbo. El individuo como sujeto social ha muerto, no es una categoría válida para las ciencias políticas, y mucho menos para el marketing y la publicidad. Lo que no se pueda discutir, ni cambiar en el campus party, no tiene validez alguna, ¡No nos representa!

Ya lo decía Karl Marx «Si lo que decimos y queremos contradice la realidad, peor será para la realidad» La realidad es un obstáculo para cambiar el designio de la historia, la realidad como falsa conciencia, es el ser social, reproductor del modo de producción capitalista, per se. Pero que ha cambiado en la ‘zona cero del marxismo’, para dar paso al populismo como fuerza política revolucionara del cambio. ¿Dónde quedo la lucha de clases como motor de la historia? ¿Y el dogma del proletariado como fuerza universal?

La respuesta hay que hallarla en «Adiós a las leyes universales» ¡No, no es una novela de Hemingway! es una apreciación contextual del momento histórico de la política y de los advenedizos hijos de la sociedad líquida. Las ideologías dogmáticas se presentan como obstáculos al cambio, demasiado rígidas ante la sociedad disruptiva y la tecnología. Todo aquello que en apariencia esté por encima de la sociedad disruptiva y horizontal, se presenta como hostil, incluido los manifiestos.

El retorno de los viejos…!

La senectud es un divino tesoro para quien lo desee «la vejez» no siempre es sinónimo de sabiduría ni refugio de experiencia y conocimientos, a veces es otra cosa, ajena al culto de la decrepitud como valor cultural. La vejez se presenta como torpeza, como chochez. Hay quienes refuerza esta creencia cada vez más arraiga en mí. No me extralimito en mi percepción cundo leo a personajes de actualidad (Ancianos) que dilapidan su propia historia y leyenda, como Stéphane Hessel, Noam Chomsky, Eduardo Galeano, José Luis Sampedro, José Mujica, el Papa Francisco, y por supuesto el gurú de LaSexta, Julio Anguita.

Asistimos como testigos absortos a una pléyade de ancianos volubles que hablan más que piensan. Sienten un deseo irrefrenado de trascendencia popular; la incontinencia verbal no es un valor, es más una mistura, un síntoma de decadencia de quienes lo padecen. El complejo de gurú, el anciano que tiene que enseñar su vedad al mundo antes de fallecer. “El viejo ha hablado”  como en la obra de Tennessee Williams, «La noche de la iguana» el anciano que al final de la obra decide hablar y muere por el esfuerzo de anunciar al mundo su último poema.

“Hablamos de seres  con la percepción divina de omnipresencia, de ubicuidad y reservorio de la moral y el bienestar social, poseedores de un destino y un mensaje… La percepción integrista de un mundo rectificable al alcance e todos, sobre el cual reescribir a nuestra imagen y semejanza a la humanidad. ¡El don del creador instalado! Es la cultura del predicador desnaturalizado, el líder, el evangelizador, el Zaratustra horizontal del siglo XXI, el vigilante de la playa, con un pincel de corrector de Tipp-Ex. (…)” ( http://wp.me/p1GbSh-10a ) Escuchar a los ancianos a su alrededor, durante horas y días sin rechistar y sin parpadear es un comportamiento tribal, protosocial.

«El Smartphone, el medio líquido»


el mono que come libros

El planeta del Smartphone es ya una realidad, son más los teléfonos inteligentes que personas ocupando el planeta azul. A mi entender, pocas cosas han modificado nuestra forma de pensar y relacionarnos con el mundo material y de las ideas, que el desarrollo del lenguaje, la imprenta, y el Smartphone. Nada antes había modificado el curso de la evolución del hombre de forma más radical. Tres estadios revolucionarios, tres avatares, tres configuraciones, que modificaron el destino del hombre actual y la humanidad. El Gurú de la comunicación ‘Marshall McLuhan’ hablaba de la evolución de los «medios fríos y calientes» como responsables modificadores de nuestra conducta. Habría que agregarle a las viejas observaciones los (medios líquidos) la comunicación libre y horizontal.

El edén del ‘homo Smartphone’

La sociedad disruptiva, el edén del ‘homo Smartphone’, se caracteriza por ser una manifestación más de la sociedad de la información y el mercado disruptivo, y por estar integrada por seres humanos ‘líquidos’ evolucionados, más allá de los fenotipos de los seres humanos modernos. El viejo fenotipo de homo sapiens, sapiens, responde más a la necesidad de establecer un orden taxonómico y biológico del hombre, que a una necesidad sociológica y de la etología humana por querer definir la nueva dimensión del hombre exteriorizado, horizontal «La muerte del individuo».

Hablar del homo sapiens, sapiens, como el fin de la evolución humana y del diseño divino, es negar las nuevas formas transicionales aparecidas en forma de habilidades que hasta ahora eran desconocidas por las ciencias del hombre vertical. El hombre virtual, y el ser digital de «Negroponte» es una dimensión virtual de la humanidad, no descrita por las ciencias formales y del conocimiento.

Las inéditas habilidades socio tecnológicas modificadoras del comportamiento, están fuera del individuo «exteriorizada» representan realidades virtuales organizacionales y digitales, que escapan a la propia definición de homo sapiens, sapiens, el homo Smartphone es un ser fuera de su contenedor biológico.

El «homo Smartphone» es también el hombre conectado. La relación de «un hombre, un teléfono, o un teléfono, un hombre» es demasiado importante para ser obviada por la sociología y las ciencias del comportamiento animal y humano, y la etología. La asociación existente entre, homo-Smartphone y Wikireportero,  es la consecuencia de un nuevo estado de naturaleza del hombre, el homo-Smartphone, el hombre conectado. Los viejos roles profesionales exclusivos a los iniciados y agremiados, están dejando paso a nuevos comportamientos sociales y rupturistas con la sociedad analógica vertical.

Es el caso de la profesión deontológica del periodista y el reportero, expulsados del paraíso terrenal, obligados a competir en igualdad con las masas inteligentes y empoderadas. Los lectores pasivos han entrado en un espacio desconocido y originario de ingravidez o independencia del sujeto dueño de los medios de comunicación. Por ahora la conversación horizontal es anárquica, y los medios disponibles en constante evolución y precariedad. A pesar de todo ello, son las fuerzas motoras del mercado disruptivo. Nada está acabado en la nueva naturaleza, todo son versiones. El cuarto poder editorial, ya es prehistoria vertical, se impone un nuevo modelo de sociedad líquida «El quinto poder» la conversación horizontal y su organización social media, como poder editorial.

Pero volvamos al ‘Homo Smartphone’ veamos su irrupción en el discurso sobre la realidad contemporánea del hombre conectado, o simplemente de la sociedad cyberorganizada y dependiente de la tecnología. Un hombre sin un teléfono móvil e inteligente, es un inútil, un minusválido funcional. Para el sociólogo Alvin Toffler: «Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino aquellos que no sepan aprender, desaprender y reaprender.» Pero eso sí, con un Smartphone.

Los Smartphone han dejado de ser herramientas de comunicación digital para convertirse en extensiones del cuerpo humano, no lo digo yo, lo predijo el gurú de la comunicación ‘Marshall McLuhan’ Para él, la historia de la comunicación transcurrió entre dos formatos evolutivos  los «medios fríos y calientes» y a esta descripción de los medios de comunicación yo le agregaría el «medio de comunicación, liquido» es el formato horizontal por excelencia. Los tres medios han Modificado nuestra forma de pensar

Los seres humanos no son medidos por los bienes materiales que posee, es una falsa creencia, ni por la relación de un hombre un objeto, un objeto un hombre. Tampoco por el hecho de poseer un desatascador de W.C. cada uno de nosotros como Mario Bros, ello nos convierte en la generación de los fontaneros. La era del sílex, del hierro, el bronce, la rueda y la era industrial. No fueron relaciones unívocas, ni de correspondencia de un hombre una industria, un hombre una rueda, un hombre una máquina de vapor. Esta relación ha sido superada por los «Smartphone». El objeto revolucionario capaz de modificar nuestra conducta es parte de nosotros, como el leguaje y la imprenta, a decir por McLuhan, son extensiones del cuerpo humano. Es una observación que no ha cambiado desde que la formulara McLuhan. ¡Un gran acierto! De ahí queda abierto todo para las ciencias del hombre.

¿Qué es el medio líquido?

Es un medio abierto de comunicación digital personal móvil e inteligente, democrático y flexible, de empoderamiento social y externalización horizontal del individuo, caracterizado por su fluidez, ubicuidad y omnisciencia, capaz de modificar la conducta humana y el ser social. No es un ‘tipo ideal’ weberiano tampoco una construcción conceptual para representar un determinado comportamiento o fenómeno social. Es más un hecho real observable y medible por las ciencias sociales y del comportamiento. Para el conocimiento ontológico hablamos de los universales: Los universales (también llamados propiedades, atributos o cualidades del Ser-ahí).

Nota:

Este post, incluso el ensayo, debió haberse intitulado «La Muerte del Individuo».

A propósito de «Je suis Charlie»


A propósito de «Soy Charlie, Je suis Charlie»

No existe libro o biblia conocida hasta ahora que nos proteja y nos haga invisible a las balas, incluido el Corán en formato eBooks Kindle. Gutenberg invento un sistema universal de exposición a las balas. Desde Galileo Galilei, aquellos que han osado publicar sus ideas por medio de este método, han sufrido sus consecuencias. La cárcel, las balas o la cimitarra islamista. Los libros han sido la antítesis a los chalecos antibalas. Charlie Hebdo cometió el pecado mortal de pensar con libertad, sobre el lado oscuro de la humanidad, el miedo.

¿El derecho al miedo?

Hemos distorsionado la legitimidad que tiene la sociedad a tener miedo como defensa racional y psicosocial ante la exposición constante al riesgo y al peligro «exterminio» «holocausto» La legitimidad la hemos ridiculizado etiquetándola en términos de odio colectivo ideológico. El concepto de «islamofobia» en los medios de comunicación tiene otras connotaciones ajenas al origen etimológico del concepto. Fobia es pánica, es miedo.

Los medios de comunicación social utilizan y elevan el concepto al rango categórico de «odio» «xenofobia» «vergüenza» Fobia no es odio, no nos equivoquemos, fobia es miedo. El terrorismo pretende crear en la sociedad condiciones de terror, de miedo, de pánico colectivo, especie de espada de Damocles, pendiendo sobre nuestras cabezas. Pensemos que no por desvirtuar el miedo este desaparece, y nos convertimos en pacifistas generosos de nueva generación, más demócratas, inteligentes, valientes y tolerantes, en fin, más virtuosos.

Si asumimos los hechos criminales sufridos como ataques terroristas a la sociedad, y los reconocemos como tales, sin ambigüedad ideológica alguna, sin despistes causales y bizarros «el mea culpa» Entonces, podemos decir que tenemos un escenario de guerra no ponderado, no reconocido por una de las partes. Los eufemismos no resolverán el conflicto de guerra abierta entre derechos humanos y democracia vs. Barbarie islamista. La sociedad empieza a percibir el estado de guerra, menos sus gobiernos, ajenos a las consecuencias políticas y económicas a mediano plazo.  «Calculo o rentabilidad política»

No estamos en un escenario de odios raciales, fanáticos y xenofóbicos. No confundir las consecuencias del terrorismo sobre la sociedad con el odio racista. El miedo, el pánico son mecanismos biológicos que preservan la vida, ante la exposición al peligro y la muerte. Otra cosa es el odio irracional e ideológico y dogmático a todo lo extranjero; que por desgracia subsiste en muchas sociedades como malestar y justificativo de todos sus males y desgracias sociales. En todo caso, éste sería otro tipo de miedo, sociocultural.

Mi tesis es muy simple: Sí, a Mahoma, sí, al Corán, sí a los Musulmanes, sí, al Islam. No, al integrismo entendido como «islamismo» No existe un islamismo bueno vs radical. El islamismo es una concepción politica de la teología, imperialista y  genocida, y factitiva. Volver a los califatos es un llamado renovado a la guerra contra los infieles. Política, Estado, Religión e Inmersión cultural Islamista, son un cóctel explosivo contrario a los derechos universales del hombre. De ahí la radicalización actual de un proyecto inviable de civilización retrograda, integrista, ajena a la evolución contemporánea de la humanidad y los derechos universales del hombre. Un modelo así de sociedad arcaica involucionada, que se niega a desaparecer, y en franco desafío a la humanidad; siempre morirá matando, «solución final» El vasallaje a Dios, es incompatible con la evangelización de la humanidad horizontal.

Para la civilización occidental la medida de todas las cosas es el hombre. Contraponer a Dios como hecho fáctico regulador del hombre, de la sociedad civil y el estado, es volver a la primitiva protosociedad animista temerosa de un orden superior spiritual regulador del cosmos. En el islamismo, militante, la ley política emana, no de la voluntad y libertad del hombre y la razón, sino de las leyes reveladas por los arcángeles, los profetas y los Califas en nombre de Dios; No existen leyes civiles, solo leyes divinas de obligado cumplimiento. «Sharia».

No son tiempos para las religiones, o por lo menos, tal cual las hemos conocido hasta ahora. El hombre ha construido su propio proyecto pragmático de convivencia política y cultural, basado en las ciencias exactas, el laicismo, la razón y la utilidad pública. Religión horizontal sin Dios. ¡Un mundo sin Dios! Se impone lo universal racional, a lo religioso y etnocultural. Las sociedades contemporáneas son cada vez más horizontales y disruptivas; menos dependientes de Dios y la multiculturalidad de la boina y la alpargata, se radicalizan, en una huida hacia adelante.

La ciencia, la tecnología, la colaboración, y la distribución social de bienes y servicios, imponen su racionalidad a cualquier otro orden superior e imaginario utópico. Se pertenece antes a una superconciencia universal colaborativa sin limitantes dogmáticos a la razón, que a una sociedad vertical y etnocultural, restrictivas del mercado; que a leyes medievales tribales de subsistencia endogámica, político-religiosa totalitarias.

No es una guerra de religiones, tampoco una cruzada bélica. El ocaso de las religiones, su marea baja, crea malestar en la sociedad abierta laica y democrática en franca expansión. La sociedad global se presenta ante las religiones como una amenaza a su modelo de vida arcaica y dogmática, centrada en el ombligo de Dios, como centro del universo. «La etnia» como único valor trascendental de la multiculturalidad, se radicaliza y mata en nombre de Dios, una vez más. ¡Como el cartero…!

Ante la imposibilidad de compatibilizar y relativizar su cosmología teológica con la ética científica, y los derechos universales del hombre. La yihad es la única vía del animal acorralado. No es morir defendiéndose, es atacar y destruir los centros de su poder económico y moral de los infieles occidentales, sembrando el terror, el contagio de la inseguridad y el miedo.

Las únicas vitorias morales de los islamistas son los asesinatos de civiles en nombre de Alá, en nombre de un Dios étnico poco piadoso y ajeno a la universalidad del hombre. Cada terrorista es un falso mártir, brazo ejecutor de Dios. En realidad un suicida no es un mártir, puede ser cualquier otra cosa; inclusive un imbécil útil o un cretino. Mártir es aquel ser. Que es sujeto de martirio en contra de su voluntad, y sin renunciar a sus valores. El suicidio es contrario a los valores de la figura del mártir. Los asesinos mueren  ajusticiados, no se convierte en mártires, es un contrasentido tautológico.

Los asesinatos terroristas islamistas, son crímenes contra la humanidad, no son,  ni serán nunca ataques a la libertad de expresión. Tampoco son un intento de silenciar la crítica, ni la mofa. Creerlo es ingenuo, es negar los fines últimos de la barbarie islamista. La guerra no es el cartero que llama dos veces. Basta una vez para enterarnos de su miseria. Los asesinatos y el terror son objetivos militares de los islamistas. No existe causalidad alguna con hechos particulares; reconocer el estado de guerra no convencional, es buscar una salida al miedo y a la espada de Damocles sobre la sociedad.

«Feuerbach se refería a ella con animosidad: El espíritu de la ciencia, según él, sería un espíritu totalmente opuesto al de la teología» No es difícil conjeturar lo mismo para la sociedad laica abierta y democrática, ajena a los hechos y actos religiosos. Las religiones se defienden convirtiéndose en una mercancía competitiva. El reino de Dios es ahora, es de este mundo material y tangible. Es el viejo modelo ideológico de la teología de la liberación. Una iglesia politica y militante. ¡El reino de Dios es de este mundo!

Cuando nos planteamos la utilidad pública de la religión en la sociedad actual, estamos en presencia de la desmitificación de los actos y hechos religiosos y su materialización como propiedad pública, sujeta a valoración y utilidad de todos. Aquello que no es mercancía, incluidas las leyes, no tiene utilidad pública alguna. ¡No, no nos representan!

Las sociedades actuales se construyen necesariamente con mercancías útiles y sensibles a la singularidad de la sociedad, en un mismo espacio y tiempo. ¡Todo es mutable, ya nada es imprescindible! La relatividad rige y gobierna la nueva moral social. El axioma resultante es «dentro de lo público todo, fuera de lo público nada» «Tesis contraria al Islam» El hedonismo horizontal está detrás de la cyberorganización social de la nueva humanidad. No es de extrañar que algunas religiones, unas más que otras se sientan acorraladas, por su inutilidad e incapacidad de anclaje social. Su factitivo es «morir matando».

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